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sábado, 2 de mayo de 2020

Recordando a Rolando Faget






Este sobre, adornado con sellos, me lo obsequió Rolando Faget. Él acostumbraba hacer este tipo de arte postal. Los versos son de un poema mío, de principios de los noventa.



El fragmento que sigue, es inédito. Por su extensión quedó fuera de la nota que presenté al diario. La escribí también en 2013 y sirve como introducción a la nota. Gracias por leer.



NO TE RINDAS. A Rolando Faget lo entrevisté un par de veces entre mayo y junio de 1994, cuando comenzaba a escribir mis primeras notas. Antes de estas entrevistas recuerdo, entre las brumas de la memoria, un encuentro en un bar que ya no existe, El Quijote, en Boulevard España, no lejos de su casa en el barrio Punta Carretas. Era un bar de esos donde el amarillo domina en las mesas y las paredes, pero en el que Faget se sentía a gusto. Ahí hablamos de poesía.
A mis veintitrés años estaba en esa época de incertidumbre tan típica al inicio de la juventud. Rolando lo sabía e intentó darme ánimos con su gran voz de locutor de radio. Por ejemplo, me preguntó la fecha de mi nacimiento. Entonces se puso a hacer cuentas en una servilleta. “Tu número es el seis”, me dijo. Luego me contaría que durante sus años de exilio en Barcelona tiraría las cartas del tarot en un bar.
Recuerdo también que quedó pensativo y me preguntó si sabía qué era una ergástula. También escribió la palabra en una servilleta, que aún conservo. Me dijo que era algo así como una mazmorra y que la había leído en un texto de Jorge Luis Borges. Luego encontré que éste la usa en el poema “Para una versión del I Ching”. Tal vez Faget, en ese instante, estaba recordando estos versos: 

“No te arredres
la ergástula es oscura
la firme trama de incesante hierro
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura…”.
 
Al rato terminamos el café y salimos. Me acuerdo que Rolando no caminaba bien. Un amigo de él me dijo hace poco que tenía pie plano, pero en ese momento me llamó la atención que cojeara a pesar de tener cincuenta y pocos años. Me preocupó la lentitud con que atravesó Boulevard.
Un poco después de esta charla, el 14 de mayo, le hice la primera entrevista en su casa. Los días siguientes escribí, con una máquina de escribir Olympia que me prestaban en la cooperativa de vivienda donde vivía, la entrevista que titulé “Poeta de tres ciudades”. El cariño que Faget tenía por Montevideo, Salto y Barcelona fue una de las cosas que más me impresionó de aquella entrevista. 





 

Pero los comienzos son difíciles y la nota no pasó la prueba de fuego que era la lectura de Homero Alsina Thevenet (1922 - 2005), quien fuera el director de El País Cultural durante diecisiete años. “Usted es inteligente”, me dijo Homero, dándome a entender que tal como estaba la nota no podía ser publicada, y que podía hacerla mejor. No tenía la puerta cerrada al Cultural y tendría que intentarlo más adelante.
En junio de aquel año volví a visitar a Faget en su casa con la esperanza de conseguir mejorar la nota. Recuerdo que llevé una grabadora de casete que tenía la costumbre de detenerse de improviso. Por fortuna Rolando me alertaba cuando la luz roja de la grabadora se apagaba. Avatares de aquella vieja tecnología.

Sin embargo, por más que lo volví a intentar, no conseguí publicar la nota.

Años más tarde me encontré con Rolando en la calle Tristán Narvaja, cerca de su trabajo, pero no pudimos charlar mucho rato.

Pasó el tiempo y le perdí el rastro, hasta que una noche de 2012 en un bar de Ciudadela, Pablo Silva Olazábal, un amigo en común, me contaría que Faget había fallecido en 2009. Quedé perplejo; hacía años que estaba por llamarlo para saludarlo. Ya era tarde, pero tal vez no para intentar publicar aquella nota de juventud. Entonces, allí en el bar le conté a Pablo Silva que tenía las grabaciones de las dos entrevistas que había tenido con Rolando Faget. Silva me contó que al año siguiente, en junio de 2013, se iba a hacer un homenaje a Rolando en la Biblioteca Nacional y que además su programa radial “La máquina de pensar” participaría con programas dedicados al poeta. Cuando se acercó la fecha del homenaje, Pablo Silva me invitó a su programa para conversar sobre la entrevista con Faget.
Así fue que fragmentos de aquellas entrevistas de 1994 salieron al aire, y unos meses más tarde, la nota fue publicada en el Cultural.
La “fuerza cósmica” en la que Faget tanto creía, consiguió que una vez más volviera a escuchar a aquella voz grave diciéndome: “la poesía es todo, loco”.







El País Cultural
Viernes 15.11.2013
Montevideo, Uruguay.



Recuerdo de Rolando Faget (1941-2009)



La poesía es todo




Daniel Veloso

Rolando Faget fue poeta, escritor, periodista, locutor y editor. Nacido en 1941 en Montevideo, su historia como poeta comienza de muy joven en la década del sesenta, logrando publicar su primer libro, Poemas de río marrón, en 1971.
Durante la dictadura fundó, junto a Laura Oreggioni y Mercedes Ramírez, Ediciones de la Balanza, que de 1975 a 1979 publicó con muy pocos recursos quince libros de poesía. A fines de ese período, Rolando Faget se trasladó a Salto, donde dirigió la programación de Radio Tabaré. Allí realizó una intensa actividad de difusión de la música popular uruguaya. A partir de 1981 debió vivir en el exilio en España. A su regreso a Uruguay tras la vuelta de la democracia militó en el movimiento Pregón de la Dra. Alba Roballo (1909-1996) como secretario de prensa.






Publicó más de una decena de libros de poesía en Uruguay y España y su poesía aparece en antologías y en revistas literarias latinoamericanas y europeas. La crítica señalaría a los poetas Humberto Megget y Líber Falco como sus predecesores.
Amigos como el poeta Héctor Rosales lo describen como "despreocupado por el mundo material", y otros como el escritor Miguel Motta destacan su generosidad y valentía en momentos difíciles. También rescatan que siempre tendió su mano a cuanto creador nuevo conoció. Ediciones de la Balanza es una prueba, donde muchos escritores y poetas publicaron sus primeros libros. En ella aparecen nombres como Rafael Courtoisie, Tatiana Oroño, Julio Chapper, Hugo Giovanetti Viola y Hugo Fontana, entre otros.








POETA DE TRES CIUDADES.  A Faget lo entrevisté un par de veces entre mayo y junio de 1994 cuando comenzaba a escribir mis primeras notas. Una tarde de mediados de mayo de 1994 nos encontramos en su casa de Punta Carretas. Como siempre, su humor era muy bueno. Trajo café y comenzamos hablando despacio, como ejercitándonos para la entrevista. Le pregunté sobre Poemas de río marrón. "Fue escrito durante la pre dictadura. Montevideo era una ciudad muy triste. Siempre fue entrañable, pero gris y en aquellos momentos era gris, marrón y roja. Faltaba la vida, la paz, y los inviernos parecían más crudos".

Le gustaba Montevideo, pero mucho más Salto. "Soy un hombre de dos ciudades", decía. Admiraba a aquella ciudad y siempre que podía la mencionaba. "Es muy hermosa Salto, viví muchos años allí. Te diré que soy muy montevideano y muy salteño. Soy un enamorado del río de Salto y quiero al río Uruguay como se puede querer a una mujer. Para mí el Río de la Plata es el río, y al Uruguay lo llamo la río; es algo muy femenino. ¿Más azúcar?", bromeó señalando mi taza de café.
Pregunté si había un estereotipo de poeta. "No, mucha gente muere de amor y ni siquiera poetiza. La gente que escribe poesía tiene que ser muy esperanzada y creer mucho en la vida para escribir y seguir escribiendo. Creo que en el fondo los poetas, aunque parezcamos trágicos en algunos poemas, somos muy optimistas; si no, no escribiríamos. Amamos mucho la vida".






Durante una pausa me observó jugar con el pocillo y preguntó si sabía leer la borra del café. Se levantó risueño prometiendo traer más. A su regreso le pregunté sobre sus años de exilio. "Fue un poco al final de la dictadura. Me aconsejaron que me fuera, pero yo estuve medio astuto; en lugar de irme de Uruguay me fui a Salto. Estuve tres años. Fue una manera de alejarme. Después sí me fui a España, no hubo más remedio".
Pregunté cómo fue su vida en Barcelona. "Bien, yo amo a Cataluña, tengo ancestros catalanes. Me encontré con mis ancestros, en el aire, en el ambiente". Hablamos después sobre qué parte de su obra escribió en Barcelona. "Escribí muchísimo en España; inclusive un libro en catalán que se llama Paraula encesa [1989], que quiere decir palabra encendida, y tuvo tres ediciones. Escribí otro libro que se publicó acá, que se llama Conocer luego [1987] y también escribí algunos poemas de Carta de ríos [1993]."
Curioso, pregunté de qué trabajó en Barcelona: "Hice de todo, traduje del francés al castellano; trabajé en publicidad y en un bar barcelonés tirando las cartas del tarot".




LA NOCHE MÁS FUERTE. La segunda entrevista a Rolando Faget la hice un 24 de junio de 1994. Pulso play en la grabadora y me escucho preguntar qué fecha era ese día. Faget contestó: "Hoy es 24, la noche más fuerte del año, la noche del solsticio de invierno en el sur y de verano en el norte, cuando la fuerza cósmica es impresionante". No muy convencido, según rescato por mi voz, y tras discutir el origen de tan antigua celebración, le pregunté sobre qué es lo que quería que el lector obtuviera de su poesía. "Quiero que compartamos alguna luz, algún diálogo positivo. Que nos bañemos en el mismo río, en la misma agua. Que compartamos un pedazo de camino, siempre para adelante, con mucha comunicación, sensible, intuitiva". En esa noche fría había conseguido que dijera lo que pensaba. Le pregunté sobre el papel de la poesía en la comunicación. "La poesía es todo, loco. La poesía está en el corazón de la gente. No tenemos que manejarnos con razonamientos, tenemos que manejarnos de una manera amorosa y mágica y la poesía es el único vehículo para eso". Agregó que en la comunicación debe encontrarse la poesía, "y si no, es mala comunicación, como la de la televisión".


Opiné que se entendía a la poesía como "algo blando", que no tenía lugar en la medios masivos. Faget abrió los ojos y con su gran vozarrón exclamó: "Ah, la poesía es durísima. Son golpes, son bastonazos de ciego. Los ciegos no son bobos". Como una locomotora, siguió: "No, la poesía es terrible, la poesía es feroz. La poesía es como el amor, que puede ser muy feroz". Opiné que además se sabe defender. Irguiéndose sobre su asiento, respondió: "Seguro, y con una fuerza y con una violencia, y con odio, con dientes, con todo lo que haya que tener".




Conociendo sus años vividos en el norte del país, le pregunté sobre qué opinaba sobre la poesía que se escribía en el Interior. "Para mí el país no es tanto Montevideo; para mí el país es Salto, es Melo, es Río Branco. Ahí la poesía está mucho más viva que acá. Hay una raíz, una memoria de la sangre, una sensibilidad incomparable con la de Montevideo. Gente mucho más sensible, mucho más receptiva. Lo que es Melo, por ejemplo", decía Faget estirando las palabras con vehemencia. "Tú estuviste en Melo; lo que es Salto con ese río. Qué misterioso Río Branco con ese casco antiguo, con ese otro río, el dulcísimo río Yaguarón. La poesía está vivísima allá". Como con condescendencia, agregó: "Mirá, Montevideo es un poco más difícil pero no es imposible. Si la poesía fuera imposible el mundo no tendría destino. No interesaría el porvenir, el futuro del mundo. Si la poesía no tuviera destino sería todo como un campeonato mundial de fútbol, sería como Tinelli". Y continuó, misterioso: "El mundo es otra cosa; es lo que se viene".

Se había hecho tarde y la entrevista llegaba a su fin. Con mis veintitrés años pregunté, lleno de incertidumbre, a ese hombre de barba, lentes gruesos y voz retumbante, si había algún tipo de futuro para el mundo. "No sé cuáles son las soluciones. No sé, pensar con el corazón. Sería todo tan simple; tendría que ser todo a través del amor que es la ley de oro, y si no es posible hay que insistir. Si no, la vida no tiene sentido".
Antes de despedirnos me dijo: "Ah, poné que la nota fue hecha en Salto. Es que tengo muchas ganas de estar allá".






En setiembre de 1994 Rolando me ayudó a enviar por correo un sobre con poemas como parte de la inscripción a un festival de arte en Porto Alegre (al que finalmente conseguiría ir en octubre de ese año). El día que le llevé los poemas a su casa estuvimos hablando y le conté que andaba triste porque tenía una novia en Brasil, en Porto Alegre, y no podía verla. Entonces él me ofreció su teléfono para que la llamara. Después de que hablé con Vivian quedé tan contento y feliz, que Rolando, atento, decidió sacarme una foto, y para ello me prestó su famosa bufanda roja para que posara como todo un poeta.






A través de los siguientes enlaces se puede oír el audio que el programa radial "La Máquina de Pensar" le dedicó a Rolando Faget el 13 de junio de 2013, y al cual fui invitado para contar la historia de esta entrevista. Durante el programa se pasó un fragmento de la misma. En ese momento, junio de 2013, la entrevista todavía estaba inédita, pero saldría publicada en noviembre de ese mismo año.
La Máquina de Pensar es conducido por Pablo Silva Olazábal y se emite de lunes a viernes de 19 a 20 horas por Radio Uruguay, desde el 15 de Marzo de 2010.


Ir a la página de La máquina de pensar...

Oír la entrevista en Youtube...






Obra poética de Rolando Faget:

“Poemas del río marrón” (1971 y 1977)

“Un sol otras mañanas” (1975)

“El muro de los descansos” (1976)

“No hay luz sin consecuencias” (1977)

“La casa está habitada” (1978)

“A Juan León Zorrilla” (1978)

“En el nombre del trigo” (1980 y Barcelona, 1985)

“Compañera Alba” (1987)

“Conocer luego” (1987)

“Paraula encesa” (Barcelona, 1989 y 1990)

“Carta de ríos” (1993)

“Nota general de plantas” (1994)

“Poesía reciente” (Barcelona, 1994, 1995 y 1996).

Nadie dude el lucero / Rolando Faget (México, 2009; Montevideo, 2015, 2.ª ed. ampliada).












En el Taller de Jar se encuentra el índice de las notas publicadas en El País Cultural.



Gracias por leer.




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Gracias.





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