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jueves, 15 de octubre de 2020

El altruista eléctrico. Cartas y escritos de Nikola Tesla

 


El altruista eléctrico



Daniel Veloso

Durante la entrega de la medalla Edison, el 18 de mayo de 1917, el inventor servo-croata Nikola Tesla (1856-1943) contó el secreto de su poderosa imaginación: desde niño "podía recrear objetos a mi antojo de forma real y tangible". En su cama, a oscuras, "veía imágenes de objetos y escenas con un despliegue de luz". Éstas siempre eran de objetos que él había visto antes, como de un ataúd que vio en un funeral. Para librarse de esta imagen que lo atormentaba, cada noche fijaba su mente "en algún otro objeto que hubiera visto y así me proporcionaba algo de alivio".

 

 

Ya de estudiante de ingeniería, cuando comenzó a diseñar motores y transformadores, descubrió "que podía visualizar mis concepciones sin necesidad de dibujos ni modelos" y que "los ensamblaba y los manejaba en mi mente". Lo llamó, su método de "materializar ideas". Ni bien tenía una idea comenzaba a construir el objeto en su mente. En su discurso dijo que era lo mismo manejar sus inventos "en el pensamiento" que en el taller y que siempre éstos funcionaron tal como se los había imaginado. En 1888 mientras paseaba junto a un amigo por un parque de Budapest, ese entrenamiento mental daría sus frutos.

 

 

Tesla contó que al ver al sol ocultándose tras el horizonte se puso "eufórico" y comenzó a recitar versos del poema "Fausto" de Goethe, que se sabía de memoria. En ese momento tuvo otro de esos curiosos "relámpagos" mentales que lo dejaban paralizado. En su mente vio la máquina completa funcionando, con cada uno de sus componentes. Tomó un palo y dibujó en la arena un diagrama de lo que sería su motor de inducción polifásico o de campo rotatorio. Este tipo de motor resultó fundamental para la industria y es usado hasta hoy en bombas, grúas y montacargas.  

 

 

ACCESO UNIVERSAL.  Tesla era ante todo un inventor o, como gustaba llamarse, "un descubridor". En Estados Unidos, país al que emigró desde Europa, inventó el control remoto, la radio y el sistema de transmisión de corriente alterna para la represa hidroeléctrica de las cataratas del Niágara, la primera en su tipo. También diseñó máquinas muy curiosas, como un gran armatoste con el que afirmaba haber aliviado los dolores de espalda a su amigo Mark Twain. Otros inventos sólo estuvieron en su mente y no pasaron de anuncios espectaculares en la prensa, como "el rayo de la muerte", que podía ser usado para derribar "máquinas voladoras". Basta realizar una búsqueda en Internet para comprobar la gran popularidad de Tesla. En parte, ésta se debe al proyecto del inventor de transmitir energía eléctrica a través de la ionósfera, una capa de la atmósfera, para todos los habitantes del mundo. Además funcionaría como una red de información "para transmitir imágenes y textos". 

 



Tesla imaginaba que su red eléctrica inalámbrica alimentaría de energía a todo tipo de transportes, eliminando así el uso del petróleo. Sus admiradores opinan que si su sistema hubiera tenido éxito, el mundo no tendría los graves problemas actuales, como el cambio climático. Por otro lado, se lo ve como un soñador y como un mártir echado a un lado por el despiadado sistema capitalista. Motivos suficientes para que su delgada figura aparezca una y otra vez en la cultura popular. Son apenas ejemplos las películas El secreto de Nikola Tesla, de 1980, con Orson Welles interpretando al banquero J.P. Morgan; El gran truco, de 2006, dirigida por Christopher Nolan, con David Bowie en el papel de Tesla; o la novela de Jean Echenoz Relámpagos (Anagrama, 2012). Sin embargo, más allá de las buenas intenciones de Nikola Tesla, existen argumentos que explican que su red no era posible, debido a que las pérdidas de energía eléctrica por transmisión inalámbrica son mucho más grandes que las que tienen las redes eléctricas mundiales. 




PIEZAS PARA ARMAR. Firmado: Nikola Tesla, del periodista español Miguel A. Delgado, acerca al lector varias de las cartas del inventor, muchas enviadas a sus familiares, en las que describe sus proyectos, y otras que documentan su relación con los poderosos millonarios de Nueva York. En una de ellas, dirigida al banquero J. P. Morgan, Tesla, desesperado, le ruega que cumpla con la promesa de financiar su proyecto de Wardenclyffe. Después de los experimentos eléctricos que realizó en 1899 en su laboratorio de Colorado Springs, Tesla había comenzado a construir un laboratorio y una torre de transmisión en Long Island, desde donde pensaba comenzar su red global de electricidad. Sin financiación el proyecto se terminó. También con las cartas se pueden reconstruir episodios como "la guerra de las corrientes", donde se enfrentó a Thomas Alva Edison en una disputa que lo vería triunfador y que haría que el mundo optara por la corriente alterna en lugar de la corriente continua. 

 

Hugo Gernsback

 

El libro además contiene una cronología, varias biografías de personajes importantes del drama, como George Westinghouse o Guglielmo Marconi, y una selección de artículos escritos por Tesla en la segunda mitad de su vida. Éstos aparecieron en diarios y en revistas científicas como la Electrical Experimenter de Hugo Gernsback, el inventor del término "ciencia ficción".


UN SUEÑO DERROTADO. El proyecto de Tesla comenzó a derrumbarse el 6 de diciembre de 1901, cuando Marconi logra la primera transmisión inalámbrica a través del Océano Atlántico convirtiéndose "en el héroe del momento". El compilador se queja de la terquedad de Tesla por no escuchar los informes que le llegaban de que Marconi estaba usando sus patentes. Quizá desechó estas advertencias por la confianza que tenía en que su "tecnología electromagnética traería una era de paz y estabilidad" al mundo. Pero al no poder demostrar sus ideas, Tesla cayó en descrédito, sufriendo incluso una crisis nerviosa. La prensa y aquellos que lo adulaban rodearon a Marconi. Para colmo se le concedió al inventor italiano el premio Nobel de Física en 1909. Desesperado, Tesla inició un juicio que terminará recién en 1943, donde se le reconocerá como inventor de la radio.

 

 

Luego del fin de Wardenclyffe, Tesla buscará inversores para sus nuevos inventos como un avión de despegue vertical, pero sin poder volver a su viejo proyecto. Es en ese período de su vida que escribe artículos y envía cartas a los diarios. Pero ya había pasado su hora y se convirtió en un hombre dominado por sus obsesiones, como la higiene extrema, o cuidar palomas heridas en la habitación del hotel donde vivía. Los discursos y artículos del libro dan pistas de sus ideas sin concretar, como el "rayo de la muerte", que ha dado pie a varias teorías conspiratorias.

 

 

Otros tratan sobre sus intentos por comunicarse con civilizaciones extraterrestres; intentos que son calificados de delirantes, cosa que parece exagerada si se piensa que a comienzos del siglo XX era común creer que Marte estaba habitado. Tesla declaró que durante sus experimentos realizados en 1900 en Colorado Springs recibió comunicaciones del espacio exterior. De alguna manera se anticipó a la idea de la búsqueda de señales de civilizaciones extraterrestres, algo que luego desarrollaría el proyecto SETI. Delgado también destaca el altruismo de Tesla y de que si hubiera realizado sus ideas el mundo sería mucho mejor. Tal vez por tener su familia lejos en Yugoslavia, fue que le surgió la idea de enviar electricidad a través del océano. Idea nada descabellada, proviniendo de un inmigrante solitario.

FIRMADO: NIKOLA TESLA. Escritos y cartas, 1890-1943; Edición de Miguel A. Delgado; Turner, 2012. Madrid, 241 págs.


Esta nota salió publicada el viernes 27 de diciembre de 2013 en El País Cultural.


Mark Twain en el laboratorio de Tesla



En El taller de Jar se encuentran las notas
 publicadas en El País Cultural, además de un índice.


Gracias por leer.



 

Si alguna persona desea publicar este material nuevamente, por favor, antes de hacerlo comuníquese conmigo y solicite permiso escribiéndome a hiperjar3@gmail.com
Gracias.




Copyright ®  Daniel Veloso Mozzo 2020

 

 Actualizada el 28 de octubre de 2020

 

 

sábado, 2 de mayo de 2020

Recordando a Rolando Faget






Este sobre, adornado con sellos, me lo obsequió Rolando Faget. Él acostumbraba hacer este tipo de arte postal. Los versos son de un poema mío, de principios de los noventa.



El fragmento que sigue, es inédito. Por su extensión quedó fuera de la nota que presenté al diario. La escribí también en 2013 y sirve como introducción a la nota. Gracias por leer.



NO TE RINDAS. A Rolando Faget lo entrevisté un par de veces entre mayo y junio de 1994, cuando comenzaba a escribir mis primeras notas. Antes de estas entrevistas recuerdo, entre las brumas de la memoria, un encuentro en un bar que ya no existe, El Quijote, en Boulevard España, no lejos de su casa en el barrio Punta Carretas. Era un bar de esos donde el amarillo domina en las mesas y las paredes, pero en el que Faget se sentía a gusto. Ahí hablamos de poesía.
A mis veintitrés años estaba en esa época de incertidumbre tan típica al inicio de la juventud. Rolando lo sabía e intentó darme ánimos con su gran voz de locutor de radio. Por ejemplo, me preguntó la fecha de mi nacimiento. Entonces se puso a hacer cuentas en una servilleta. “Tu número es el seis”, me dijo. Luego me contaría que durante sus años de exilio en Barcelona tiraría las cartas del tarot en un bar.
Recuerdo también que quedó pensativo y me preguntó si sabía qué era una ergástula. También escribió la palabra en una servilleta, que aún conservo. Me dijo que era algo así como una mazmorra y que la había leído en un texto de Jorge Luis Borges. Luego encontré que éste la usa en el poema “Para una versión del I Ching”. Tal vez Faget, en ese instante, estaba recordando estos versos: 

“No te arredres
la ergástula es oscura
la firme trama de incesante hierro
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura…”.
 
Al rato terminamos el café y salimos. Me acuerdo que Rolando no caminaba bien. Un amigo de él me dijo hace poco que tenía pie plano, pero en ese momento me llamó la atención que cojeara a pesar de tener cincuenta y pocos años. Me preocupó la lentitud con que atravesó Boulevard.
Un poco después de esta charla, el 14 de mayo, le hice la primera entrevista en su casa. Los días siguientes escribí, con una máquina de escribir Olympia que me prestaban en la cooperativa de vivienda donde vivía, la entrevista que titulé “Poeta de tres ciudades”. El cariño que Faget tenía por Montevideo, Salto y Barcelona fue una de las cosas que más me impresionó de aquella entrevista. 





 

Pero los comienzos son difíciles y la nota no pasó la prueba de fuego que era la lectura de Homero Alsina Thevenet (1922 - 2005), quien fuera el director de El País Cultural durante diecisiete años. “Usted es inteligente”, me dijo Homero, dándome a entender que tal como estaba la nota no podía ser publicada, y que podía hacerla mejor. No tenía la puerta cerrada al Cultural y tendría que intentarlo más adelante.
En junio de aquel año volví a visitar a Faget en su casa con la esperanza de conseguir mejorar la nota. Recuerdo que llevé una grabadora de casete que tenía la costumbre de detenerse de improviso. Por fortuna Rolando me alertaba cuando la luz roja de la grabadora se apagaba. Avatares de aquella vieja tecnología.

Sin embargo, por más que lo volví a intentar, no conseguí publicar la nota.

Años más tarde me encontré con Rolando en la calle Tristán Narvaja, cerca de su trabajo, pero no pudimos charlar mucho rato.

Pasó el tiempo y le perdí el rastro, hasta que una noche de 2012 en un bar de Ciudadela, Pablo Silva Olazábal, un amigo en común, me contaría que Faget había fallecido en 2009. Quedé perplejo; hacía años que estaba por llamarlo para saludarlo. Ya era tarde, pero tal vez no para intentar publicar aquella nota de juventud. Entonces, allí en el bar le conté a Pablo Silva que tenía las grabaciones de las dos entrevistas que había tenido con Rolando Faget. Silva me contó que al año siguiente, en junio de 2013, se iba a hacer un homenaje a Rolando en la Biblioteca Nacional y que además su programa radial “La máquina de pensar” participaría con programas dedicados al poeta. Cuando se acercó la fecha del homenaje, Pablo Silva me invitó a su programa para conversar sobre la entrevista con Faget.
Así fue que fragmentos de aquellas entrevistas de 1994 salieron al aire, y unos meses más tarde, la nota fue publicada en el Cultural.
La “fuerza cósmica” en la que Faget tanto creía, consiguió que una vez más volviera a escuchar a aquella voz grave diciéndome: “la poesía es todo, loco”.







El País Cultural
Viernes 15.11.2013
Montevideo, Uruguay.



Recuerdo de Rolando Faget (1941-2009)



La poesía es todo




Daniel Veloso

Rolando Faget fue poeta, escritor, periodista, locutor y editor. Nacido en 1941 en Montevideo, su historia como poeta comienza de muy joven en la década del sesenta, logrando publicar su primer libro, Poemas de río marrón, en 1971.
Durante la dictadura fundó, junto a Laura Oreggioni y Mercedes Ramírez, Ediciones de la Balanza, que de 1975 a 1979 publicó con muy pocos recursos quince libros de poesía. A fines de ese período, Rolando Faget se trasladó a Salto, donde dirigió la programación de Radio Tabaré. Allí realizó una intensa actividad de difusión de la música popular uruguaya. A partir de 1981 debió vivir en el exilio en España. A su regreso a Uruguay tras la vuelta de la democracia militó en el movimiento Pregón de la Dra. Alba Roballo (1909-1996) como secretario de prensa.






Publicó más de una decena de libros de poesía en Uruguay y España y su poesía aparece en antologías y en revistas literarias latinoamericanas y europeas. La crítica señalaría a los poetas Humberto Megget y Líber Falco como sus predecesores.
Amigos como el poeta Héctor Rosales lo describen como "despreocupado por el mundo material", y otros como el escritor Miguel Motta destacan su generosidad y valentía en momentos difíciles. También rescatan que siempre tendió su mano a cuanto creador nuevo conoció. Ediciones de la Balanza es una prueba, donde muchos escritores y poetas publicaron sus primeros libros. En ella aparecen nombres como Rafael Courtoisie, Tatiana Oroño, Julio Chapper, Hugo Giovanetti Viola y Hugo Fontana, entre otros.








POETA DE TRES CIUDADES.  A Faget lo entrevisté un par de veces entre mayo y junio de 1994 cuando comenzaba a escribir mis primeras notas. Una tarde de mediados de mayo de 1994 nos encontramos en su casa de Punta Carretas. Como siempre, su humor era muy bueno. Trajo café y comenzamos hablando despacio, como ejercitándonos para la entrevista. Le pregunté sobre Poemas de río marrón. "Fue escrito durante la pre dictadura. Montevideo era una ciudad muy triste. Siempre fue entrañable, pero gris y en aquellos momentos era gris, marrón y roja. Faltaba la vida, la paz, y los inviernos parecían más crudos".

Le gustaba Montevideo, pero mucho más Salto. "Soy un hombre de dos ciudades", decía. Admiraba a aquella ciudad y siempre que podía la mencionaba. "Es muy hermosa Salto, viví muchos años allí. Te diré que soy muy montevideano y muy salteño. Soy un enamorado del río de Salto y quiero al río Uruguay como se puede querer a una mujer. Para mí el Río de la Plata es el río, y al Uruguay lo llamo la río; es algo muy femenino. ¿Más azúcar?", bromeó señalando mi taza de café.
Pregunté si había un estereotipo de poeta. "No, mucha gente muere de amor y ni siquiera poetiza. La gente que escribe poesía tiene que ser muy esperanzada y creer mucho en la vida para escribir y seguir escribiendo. Creo que en el fondo los poetas, aunque parezcamos trágicos en algunos poemas, somos muy optimistas; si no, no escribiríamos. Amamos mucho la vida".






Durante una pausa me observó jugar con el pocillo y preguntó si sabía leer la borra del café. Se levantó risueño prometiendo traer más. A su regreso le pregunté sobre sus años de exilio. "Fue un poco al final de la dictadura. Me aconsejaron que me fuera, pero yo estuve medio astuto; en lugar de irme de Uruguay me fui a Salto. Estuve tres años. Fue una manera de alejarme. Después sí me fui a España, no hubo más remedio".
Pregunté cómo fue su vida en Barcelona. "Bien, yo amo a Cataluña, tengo ancestros catalanes. Me encontré con mis ancestros, en el aire, en el ambiente". Hablamos después sobre qué parte de su obra escribió en Barcelona. "Escribí muchísimo en España; inclusive un libro en catalán que se llama Paraula encesa [1989], que quiere decir palabra encendida, y tuvo tres ediciones. Escribí otro libro que se publicó acá, que se llama Conocer luego [1987] y también escribí algunos poemas de Carta de ríos [1993]."
Curioso, pregunté de qué trabajó en Barcelona: "Hice de todo, traduje del francés al castellano; trabajé en publicidad y en un bar barcelonés tirando las cartas del tarot".




LA NOCHE MÁS FUERTE. La segunda entrevista a Rolando Faget la hice un 24 de junio de 1994. Pulso play en la grabadora y me escucho preguntar qué fecha era ese día. Faget contestó: "Hoy es 24, la noche más fuerte del año, la noche del solsticio de invierno en el sur y de verano en el norte, cuando la fuerza cósmica es impresionante". No muy convencido, según rescato por mi voz, y tras discutir el origen de tan antigua celebración, le pregunté sobre qué es lo que quería que el lector obtuviera de su poesía. "Quiero que compartamos alguna luz, algún diálogo positivo. Que nos bañemos en el mismo río, en la misma agua. Que compartamos un pedazo de camino, siempre para adelante, con mucha comunicación, sensible, intuitiva". En esa noche fría había conseguido que dijera lo que pensaba. Le pregunté sobre el papel de la poesía en la comunicación. "La poesía es todo, loco. La poesía está en el corazón de la gente. No tenemos que manejarnos con razonamientos, tenemos que manejarnos de una manera amorosa y mágica y la poesía es el único vehículo para eso". Agregó que en la comunicación debe encontrarse la poesía, "y si no, es mala comunicación, como la de la televisión".


Opiné que se entendía a la poesía como "algo blando", que no tenía lugar en la medios masivos. Faget abrió los ojos y con su gran vozarrón exclamó: "Ah, la poesía es durísima. Son golpes, son bastonazos de ciego. Los ciegos no son bobos". Como una locomotora, siguió: "No, la poesía es terrible, la poesía es feroz. La poesía es como el amor, que puede ser muy feroz". Opiné que además se sabe defender. Irguiéndose sobre su asiento, respondió: "Seguro, y con una fuerza y con una violencia, y con odio, con dientes, con todo lo que haya que tener".




Conociendo sus años vividos en el norte del país, le pregunté sobre qué opinaba sobre la poesía que se escribía en el Interior. "Para mí el país no es tanto Montevideo; para mí el país es Salto, es Melo, es Río Branco. Ahí la poesía está mucho más viva que acá. Hay una raíz, una memoria de la sangre, una sensibilidad incomparable con la de Montevideo. Gente mucho más sensible, mucho más receptiva. Lo que es Melo, por ejemplo", decía Faget estirando las palabras con vehemencia. "Tú estuviste en Melo; lo que es Salto con ese río. Qué misterioso Río Branco con ese casco antiguo, con ese otro río, el dulcísimo río Yaguarón. La poesía está vivísima allá". Como con condescendencia, agregó: "Mirá, Montevideo es un poco más difícil pero no es imposible. Si la poesía fuera imposible el mundo no tendría destino. No interesaría el porvenir, el futuro del mundo. Si la poesía no tuviera destino sería todo como un campeonato mundial de fútbol, sería como Tinelli". Y continuó, misterioso: "El mundo es otra cosa; es lo que se viene".

Se había hecho tarde y la entrevista llegaba a su fin. Con mis veintitrés años pregunté, lleno de incertidumbre, a ese hombre de barba, lentes gruesos y voz retumbante, si había algún tipo de futuro para el mundo. "No sé cuáles son las soluciones. No sé, pensar con el corazón. Sería todo tan simple; tendría que ser todo a través del amor que es la ley de oro, y si no es posible hay que insistir. Si no, la vida no tiene sentido".
Antes de despedirnos me dijo: "Ah, poné que la nota fue hecha en Salto. Es que tengo muchas ganas de estar allá".






En setiembre de 1994 Rolando me ayudó a enviar por correo un sobre con poemas como parte de la inscripción a un festival de arte en Porto Alegre (al que finalmente conseguiría ir en octubre de ese año). El día que le llevé los poemas a su casa estuvimos hablando y le conté que andaba triste porque tenía una novia en Brasil, en Porto Alegre, y no podía verla. Entonces él me ofreció su teléfono para que la llamara. Después de que hablé con Vivian quedé tan contento y feliz, que Rolando, atento, decidió sacarme una foto, y para ello me prestó su famosa bufanda roja para que posara como todo un poeta.






A través de los siguientes enlaces se puede oír el audio que el programa radial "La Máquina de Pensar" le dedicó a Rolando Faget el 13 de junio de 2013, y al cual fui invitado para contar la historia de esta entrevista. Durante el programa se pasó un fragmento de la misma. En ese momento, junio de 2013, la entrevista todavía estaba inédita, pero saldría publicada en noviembre de ese mismo año.
La Máquina de Pensar es conducido por Pablo Silva Olazábal y se emite de lunes a viernes de 19 a 20 horas por Radio Uruguay, desde el 15 de Marzo de 2010.


Ir a la página de La máquina de pensar...

Oír la entrevista en Youtube...






Obra poética de Rolando Faget:

“Poemas del río marrón” (1971 y 1977)

“Un sol otras mañanas” (1975)

“El muro de los descansos” (1976)

“No hay luz sin consecuencias” (1977)

“La casa está habitada” (1978)

“A Juan León Zorrilla” (1978)

“En el nombre del trigo” (1980 y Barcelona, 1985)

“Compañera Alba” (1987)

“Conocer luego” (1987)

“Paraula encesa” (Barcelona, 1989 y 1990)

“Carta de ríos” (1993)

“Nota general de plantas” (1994)

“Poesía reciente” (Barcelona, 1994, 1995 y 1996).

Nadie dude el lucero / Rolando Faget (México, 2009; Montevideo, 2015, 2.ª ed. ampliada).












En el Taller de Jar se encuentra el índice de las notas publicadas en El País Cultural.



Gracias por leer.




 Si alguna persona desea republicar este material en Internet, por favor, antes de hacerlo comuníquese conmigo y solicite permiso escribiéndome a hiperjar3@gmail.com
Gracias.





Copyright ®  Daniel Veloso Mozzo 2020





miércoles, 1 de abril de 2020

Pequeños pero peligrosos






Rastro de nubes de vapor dejado por el asteroide Chelyabinsk, Rusia,
fotografiado por M. Ahmetvaleev el 15 de febrero de 2013. Imagen ESA. Fuente: earthsky.org



Comparto esta nota que escribí en 2017 y que he reescrito muchísimas veces en estos tres años. La explicación de por qué no fue publicada es esta: una vez presentada al suplemento, este no consiguió publicarla dentro del 2017, año en que entrevisté a Jenniskens durante el ACM 2017 Montevideo (Asteroids, Comets, Meteors). Al demorarse su publicación las notas pierden actualidad y quedan descolgadas del contexto en que se originaron.
Luego la reformulé y hasta escribí una versión muy reducida pero no encontró espacio. Así que ofrezco la versión completa y mejorada a los lectores, en este valioso medio que es el blog. También lo hago por respeto al entrevistado, que me ofreció su tiempo, y al traductor, que fue fundamental.
Espero les interese el tema. Un abrazo y gracia por leer.






Entrevista a Peter Jenniskens, experto en lluvias de meteoros.




“No sólo hay que preocuparse de los asteroides grandes,
 también los pequeños pueden hacer daño”. 

Peter Jenniskens




Daniel Veloso


UN POTENTE RESPLANDOR iluminó la mañana invernal de la ciudad rusa de Cheliábinsk, bañando el interior de las habitaciones y sorprendiendo a sus moradores. Pese a la temperatura de varios grados bajo cero que había en el exterior muchos salieron a la calle y miraron al cielo buscando qué había producido ese gran destello. Lo que lo hubiera generado había dejado una nube alargada como la que dejan los cohetes. Las personas comenzaron a grabar la nube con sus teléfonos cuando de repente fueron sorprendidos por una onda de choque. Esta hizo estallar los vidrios de muchas viviendas y edificios de la ciudad. Cientos de personas resultaron heridas y muchas tuvieron que ser hospitalizadas, algunas de gravedad.
El objeto que había explotado en la atmósfera sobre Cheliábinsk aquel 15 de febrero de 2013 no era de fabricación humana, sino que se trató de un pequeño asteroide de diecisiete metros de alto, por quince de ancho y dos de espesor, pero con una masa de diez toneladas. Había ingresado a la atmósfera terrestre a más de 64.000 Km/h y explotado a veinte kilómetros de altura. La explosión que produjo fue treinta veces mayor a la bomba atómica detonada sobre Hiroshima.
Por los destrozos que causó a la ciudad, el bólido de Cheliábinsk recuerda a la catástrofe de Tunguska, en junio de 1908, producida por un fragmento de cometa que explotó en la atmósfera sobre Siberia, originando una onda de choque que arrasó más de dos mil kilómetros cuadrados de bosque de coníferas. Por fortuna el impacto se produjo sobre una zona no habitada, pero si hubiera ocurrido unas horas más tarde, la rotación de la Tierra habría expuesto a alguna de las grandes ciudades de Europa a una destrucción segura.
A diferencia del fenómeno de 1908, donde los investigadores que visitaron la zona, décadas más tarde, sólo pudieron acceder al relato de algunos testigos, la explosión del bólido de Cheliábinsk pudo ser registrada por un número importante de cámaras de seguridad instaladas en edificios y vehículos. Esto permitió a los científicos calcular la dirección de ingreso a la Tierra y de esta manera poder saber de qué región del sistema solar había venido el asteroide.
Al mismo tiempo, la explosión sobre Cheliábinsk puso en alerta a los científicos, ya que se comprobó que los objetos pequeños también pueden causar mucho daño si llegan a explotar en la atmósfera.



 Peter Jenniskens en el espacio polifuncional "José Luis Massera"
de la Facultad de Ingeniería, abril de 2017. Foto: Daniel Veloso.


DE TODAS PARTES LLEGAN. Entre los astrónomos que el gobierno ruso invitó para que estudiaran el fenómeno se encontraba el estadounidense Peter Jenniskens, del instituto SETI, siglas de Search for extraterrestrial intelligence  (Búsqueda de inteligencia extraterrestre). Jenniskens investiga el origen de los meteoritos que llegan a la Tierra. Para ello ha tenido que recorrer medio mundo para estudiar las lluvias de meteoros1. En 2017 estuvo por primera vez en Uruguay, asistiendo al congreso internacional ACM 2017 Montevideo (Asteroids, Comets, Meteors), el cual contó con la presencia de los astrónomos más destacados en el estudio de los cuerpos menores del sistema solar.
Años atrás también estuvo en Argentina y en Chile, pero su primera vez en Sudamérica fue en 1995 cuando visitó Porto Alegre para observar una lluvia de meteoros, en lo que fue su primer proyecto profesional como investigador. El sur de Brasil era uno de los tres posibles lugares candidatos para ver una lluvia de meteoros que se daría ese año. Jenniskens explicó que esos lugares pudieron establecerse “porque la orientación de las colas de los cometas, con respecto a la Tierra, está afectada por las posiciones de Júpiter y Saturno, y por lo tanto, conociendo las posiciones de estos dos planetas, es posible predecir donde va a ocurrir una lluvia de meteoros". Pero esa noche, en el sur de Brasil, el fenómeno no ocurrió, “aunque había un cielo precioso, pero nada de meteoros”, dijo riendo el astrónomo.


 





Lo intentaría de nuevo en España, en noviembre de 1995, para ver una lluvia llamada Alfa Monocerótidas, en la constelación del unicornio. Esta ya había ocurrido en 1925, en 1935 y en 1985, “por lo tanto predije que iba a ocurrir de nuevo en 1995, pero no porque hubiera una diferencia de diez años entre las dos lluvias, sino por las posiciones de Júpiter y Saturno”.
Junto a un equipo de astrónomos viajó a un sitio “un poco al norte de la Sierra Nevada”, cercano a Málaga. “Esperábamos que fueran en su mayoría meteoros oscuros, y sólo unos pocos brillantes, y que la lluvia durara muy poco”. Cuando empezó la observación el cielo estaba oscuro y despejado, “pero de pronto apareció una nube”, recordó entre risas. Por suerte la nube no era muy densa y permitía ver el cielo nocturno, aunque no aparecía ningún meteoro para frustración de los astrónomos. Sin embargo, “de pronto, observamos uno y después otro; en el pico de la lluvia de meteoros vimos tantos como cinco por minuto y eran muy brillantes”.
Esa observación en España sirvió para probar su hipótesis de cómo los planetas gigantes están relacionados con la orientación de las colas de los cometas. Así se pudo calcular la posición de los restos de polvo que dejan los cometas y predecir las lluvias de meteoros.





Fragmento encontrado en la zona de Cheliábinsk. Fuente www.meteorite-recon.com



ESTRELLAS FUGACES Y COMETAS PELIGROSOS. La física que explica cómo se forman las lluvias de estrellas fugaces “es extremadamente simple”, afirma Peter Jenniskens. Añade que “cuando las partículas del cometa se desprenden quedan alrededor del núcleo de este, lo que se conoce como coma. Luego esas partículas quedan con órbitas independientes, alrededor del sol, como si fueran un rastro dejado por el cometa”.
Jenniskens describe la emisión de partículas de polvo por parte del cometa como si esta fuera “una manguera, con un chorro finito”. Cuando uno mueve la manguera “las gotas salen para todas partes, pero sólo cuando esas gotas van en dirección de la Tierra es que podemos observar las lluvias de meteoros”. Pero para lograr observarlas la predicción tiene que ser exacta. Hoy, que se comprende mejor la física de los cometas y de las partículas de polvo que estos liberan, es posible calcular sus trayectorias y por lo tanto predecir dónde es que las lluvias de meteoros van a ocurrir: “Ahora ya se pueden hacer buenas predicciones, porque sabiendo dónde caerá una lluvia de meteoros se pueden calcular las siguientes y también de esta manera se puede obtener información sobre posibles cometas peligrosos”.






Esto es así porque si el rastro de polvo llega a la Tierra, también podría llegar por el mismo camino el cometa que lo produjo, advierte el astrónomo. Pone como ejemplo los cometas del tipo Halley, que son cometas de órbitas relativamente cortas, como es la del cometa Halley, que da nombre a la familia, que completa su órbita alrededor del sol en 76 años, y de los cuales se pueden observar los rastros de sus revoluciones. Relató que en ese tipo de cometas la mayoría de los rastros de polvo surgen de sus pasajes cercanos al sol, pero con pequeñas diferencias entre ellos, los cuales son distinguibles, permitiéndoles a los astrónomos calcular la cantidad de material que puede contener cada rastro.
Sin embargo, Jenniskens junto a otros colegas, encontró que aquel no era el mecanismo principal por el que los cometas pierden su masa: “los cometas tipo Halley en sus pasajes cercanos al Sol eyectan mucho polvo y eso es un proceso regular y estable; sin embargo pronto descubrimos que buena parte del polvo que nosotros vemos no se debe a las emisiones de polvo regulares de los cometas, sino a repentinas roturas o desprendimientos de material”. Este es el mecanismo principal por el que los cometas pierden su masa, explicó. Aunque aún, confesó, resta saber cómo es qué se da dicho fenómeno, ya que eso no ocurre sólo cerca del Sol, sino a lo largo de toda la órbita de los cometas.




El rastro del meteorito de Chelyabinsk fotografiado desde la cabina de un Airbus A 320 a las 09:22 a.m. de la mañana del 15 de febrero durante el vuelo SU1639 de Omsk a Moscú. El capitán Sergey Valeryanovich describió su toma como "probablemente la mejor foto de mi vida". Foto: Sergey Valeryanovich. Fuente www.meteorite-recon.com



REDES PARA DETECTAR METEOROS. Pronto los astrónomos se percataron de que la mayoría de las lluvias de meteoros que habían ocurrido en los últimos años, no fueron registradas, aunque estaban seguros de que estas habían sucedió, puesto que contaban con testigos. “Originalmente lo que se hacía era llevar un registro, en el que se anotaba cuando alguien veía la lluvia de meteoros y listo”. Explica que en los últimos años se ha hecho un registro más profesional, utilizando cámaras que permiten realizar triangulaciones y así calcular las trayectorias de los meteoros.
Peter Jenniskens cuenta que lidera el proyecto Cams, que consta de varias cámaras en diferentes países: “en California, Estados Unidos, el proyecto tiene una red de ochenta cámaras; en Holanda sesenta y en Nueva Zelanda treinta y dos. Con este método podemos detectar el pasaje de las lluvias de meteoros y obtener las trayectorias”. Contó que la tecnología fue desarrollada por la NASA, pero el proyecto en sí es apoyado por astrónomos aficionados. “Es muy difícil imaginarse cómo es una lluvia de meteoros en el espacio”, advierte, pero esto se puede remediar cargando los datos obtenidos por las cámaras en potentes computadoras. Así obtienen mapas donde “se puede observar que de distintas regiones vienen rastros de diferentes tipos de cometas; de una dirección vienen, por ejemplo, los de la familia del tipo Halley, mientras que de otra vienen los de la familia del tipo Júpiter”. También gracias a estos mapas han descubierto que las lluvias de meteoros pueden durar varias semanas e incluso meses.







Peter Jenniskens durante la campaña de Sudán en 2008.


CUÍDATE TAMBIÉN DE LOS PEQUEÑOS. Una fotografía muestra a Peter Jenniskens, caminando de prisa hacia dos meteoritos oscuros, que ha encontrado su equipo entre la arena del desierto. La foto es de una expedición que realizó en 2008 a Sudán, África, para recolectar fragmentos de un objeto que se había desintegrado durante el ingreso a la atmósfera. “Habíamos calculado la órbita del asteroide 2008 TC3 y por ello sabíamos que sus fragmentos iban a caer en el desierto de Sudán”. Jenniskens explicó que “era muy importante tener en la mano un fragmento de ese objeto”, ya que era la primera vez que se lograba vincular la detección de un objeto en el espacio con la posterior recuperación de sus fragmentos. Contó además que los satélites habían detectado la explosión del asteroide a unos 37 Km. de altura: “nunca nadie había encontrado un fragmento de algo que se rompiera tan alto”. La clave para que el objeto sobreviviera a la entrada en la atmósfera estuvo en que era grande, de seis metros de largo por cuatro de ancho. Los cálculos de los astrónomos arrojaron que treinta y nueve kilos del objeto llegaron a la superficie de la Tierra, pero sólo pudieron hallarse once kilos, repartidos en 650 fragmentos.









Su equipo exploró la zona del desierto nubio, al norte de Sudán, cerca de la frontera con Egipto, contando con el apoyo de estudiantes y profesores de la universidad de Jartum: “El primer día encontramos un fragmento chiquito, que era claro que era un meteorito por la costra de fusión, pero no estaba seguro si pertenecía o no a los fragmentos del asteroide que estábamos buscando”, relató. Al día siguiente encontraron otro fragmento, pero seguía sin tener certeza de que perteneciera al objeto, porque no se parecía al del primer día.
En la tercera jornada de búsqueda encontraron más fragmentos, pero estos también eran diferentes a los hallados: “sabíamos que eran meteoritos, pero era raro que fueran tan distintos entre sí; de una sola caída de un objeto original, al menos diez tipos de meteoritos fueron hallados en la superficie”.  Los científicos estaban perplejos. El objeto original recordaba a un conglomerado de materiales. Algunos meteoritos tenían cóndrulos, que son diminutas esferas que se generaron durante los primeros millones de años del sistema solar. La teoría más aceptada explica que aquellos se originaron luego de que ondas de choque, provocadas por la inestabilidad gravitacional del disco protoplanetario hicieron que se generara mucho calor, fundiendo los granos de polvo. Luego al enfriarse estas gotas se formaron los cóndrulos.


 





Jenniskens se preguntó entonces cómo es que llegó a parar toda esa cantidad de material diferente a un pequeño asteroide. Tras analizar los fragmentos en el laboratorio y de regresar al desierto de Sudán en busca de más fragmentos, el astrónomo llegó a la conclusión de que durante la formación “del cuerpo padre, este tuvo que haber juntado material de diferentes orígenes, algo que no se concebía hasta ese momento”. Tan sólo unas décadas atrás se pensaba que los meteoritos provenían de un solo cuerpo y que además este era homogéneo. Agregó que “cuando se caracteriza una lluvia de meteoros, se da como una suerte de muestra, pero en este caso no hay tal cosa, porque fue muy variada”. El aprendizaje que le dejó el bólido de Sudán, explicó, es que “cuando los meteoritos provienen de un asteroide relativamente grande, se debe organizar un equipo de búsqueda y tratar de localizar varios pedazos, porque analizar los diferentes fragmentos es lo que te va a dar información sobre el objeto”.






Agujero en el hielo del lago Chebarkul (a 78 km al oeste de Cheliábinsk),
producido por el impacto de un fragmento de más de 500 kilos.
 Fuente: space.com. Credit: Eduard Kalinin


DETECTARLOS A TIEMPO. Tres semanas después del evento en Cheliábinsk, en marzo de 2013, le fue enviada una invitación a Peter Jenniskens para que visitara la ciudad. No se lo pensó dos veces y tomó un vuelo para Rusia. Los astrónomos invitados permanecieron dieciséis días en Rusia, en un proyecto de colaboración entre varias universidades y museos y que contó con el apoyo del gobierno ruso. “Hasta dispusieron una limosina para que los astrónomos nos desplazáramos”, cuenta riendo. El gobierno ruso “estaba interesado en conseguir tanta información como fuera posible, para tratar de poder reconstruir la órbita”. De esa manera se podría conocer la región del sistema solar de dónde provino el asteroide.









Explica que el interés de los gobiernos por investigar estos fenómenos es comprensible, debido al daño que pueden causar. En Cheliábinsk “explotaron muchas ventanas y puertas y ochocientas personas fueron atendidas por los servicios médicos”. Parecía que la ciudad había sido castigada por un terremoto: “había vidrios rotos por todas partes y como hacía mucho frío los habitantes tapaban las ventanas con lo que podían. Entonces el gobierno se preocupó por proveerlos de plásticos y vidrios”, relató.
La conclusión a la que se ha llegado, explica Peter Jenniskens, es que incluso los asteroides pequeños pueden generar graves daños: “antes se temía por los asteroides de varios kilómetros de ancho, pero el de Cheliábinsk no llegaba a los veinte metros y sin embargo creó bastante destrucción”.




Muro de una fábrica en Cheliábinsk después de ser golpeado por la onda expansiva.
Fotografía: Константин Кудинов


Tras veinticinco años de trabajo, Jenniskens ha aprendido que, si se detecta a tiempo el objeto que se aproxima a la Tierra y luego, “aplicando los conceptos de la astronomía, se puede predecir dónde va a explotar el objeto, si a la entrada de la atmósfera o cerca de la superficie. Ello permitiría atenuar las consecuencias”. Es por esta razón que su preocupación es “saber tanto cuanto pueda sobre los asteroides pequeños”. Imagina que para conseguir más información se podrían diseñar misiones espaciales tripuladas a estos asteroides para realizar excavaciones en su superficie. Jenniskens se queda un instante en silencio y enseguida añade: “veinte metros de diámetro no es tan pequeño como para no poder excavarlo; es una piedra bastante grande”, dice riendo el astrónomo.



1. La diferencia entre un meteorito, un meteoro y un meteoroide radica en su ubicación. Cuando el objeto está en el espacio se denomina meteoroide, cuando entra en la atmósfera terrestre se denomina meteoro y cuando alcanza el suelo se lo denomina meteorito. Fuente: Wikipedia.







La entrevista a Peter Jenniskens se realizó durante el congreso internacional ACM 2017 Asteroids, Comets, Meteors, que se llevó a cabo del 9 al 14 de abril de 2017 en Montevideo, Uruguay, y que contó con la presencia de los astrónomos más importantes del mundo en el estudio de los cuerpos menores del sistema solar.


Agradezco al Lic. Francisco López, del IFFC de la Facultad de Ciencias, UdelaR, quien me acompañó durante la entrevista como traductor. Esta nota no hubiera sido posible sin su ayuda.



Durante el congreso también tuve oportunidad de entrevistar a Alan Stern, director de la misión New Horizons.

Ver entrevista a Alan Stern...











Videos en Youtube:

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ScienceCasts: What Exploded Over Russia?

Encuentran un fragmento de 570 kg del meteorito que cayó en Rusia

Chelyabinsk Meteor Dust Traveled Around The World | Video










En el Taller de Jar se encuentra el índice de las notas publicadas en El País Cultural.




Gracias por leer.